ORISHA YAMAYA
Es considerado como un orisha oriundo del río Oggún, en Abepkuta, de la cual la capital del estado es Ogun, en Nigeria; este rio corre por Oyó y Abeokuta, y proviene del territorio de Nupe, cerca de Bida; esto en Africa.
Yamaya es considerada como la madre de la vida, la madre de todos los orishas. Es la dueña de las aguas y representa el mar, fuente fundamental de la vida. Por eso se dice que "el santo nació del mar" (el caracol fue el primero que habló y le dijo a las criaturas lo que tenían que hacer).
Yamaya, fue mujer de Babalú Ayé, de Aggayú, de Orula y de Oggún. Le gusta cazar, chapear y manejar el machete. Es indomable pero justiciera. Su nombre no debe ser pronunciado por quien la tenga asentada, sin antes tocar la tierra con las yemas de los dedos y besar en ellos la huella del polvo. Según algunos procede de la tierra de Oyó; según otros, de Mina (versión de Cuba).
YAMAYA EN OTRAS RELIGIONES DE RAICES AFRICANAS.
En Palo y Brillumba a yamaya se le conoce como Buluanda Bucatoca, Luna Nueva, Siete Sayas, Una Cinta, Sibi Cunanbanza, Madre de Agua, Emboma, Mamá Kalunga, Pungo Kasimba, Mamá Umba, Mbumba Mamba, Inkita Kiamasa, Nkita Kuna Mamba y Cuatro Vientos. Se sincretiza en Cuba con la Virgen de Regla y en Brasil con la Inmaculada Concepción.
YAMAYA Y EL ODDDI.
En el diloggún habla en Oddi (7) y su día es el sábado.
LOS COLORES DE YAMAYA.
Sus colores son el azul y el blanco.
RECEPTACULO.
Una sopera coloreada de azul en todas sus tonalidades o de azul y blanco con florones, o una tinaja donde irán los otás y las herramientas. Sobre el receptáculo se colocan, a veces, las siete manillas entrelazadas o su corona cuando la pide.
ATRIBUTOS Y HERRAMIENTAS.
Un sol (oru); una luna llena (ochú); un ancla (dakudoro); un salvavidas (yika); un bote (okó); siete remos (alami); una llave (chileku); una estrella (irawó) (estos objetos elaborados en plata, acero, lata o plomo); un iruke (rabo de caballo con mango) adornado con cuentas azules y blancas; usa un manto de burato ricamente adornado, un acheré o maraca, o un agogó, según informantes, que se utiliza para saludar y para que preste atención cuando se habla con ella, y un abanico con varillaje de nácar y oro, adornado con cuentas y caracoles. También usa los agbebe (abanicos redondos hechos de pencas de guano adornados con plumas de pavo real, caracoles y cascabeles). Todos estos atributos son adornados con patos, peces, redes, estrellas, caballitos de mar, conchas y, en miniatura todo lo relativo al mar.
COLLARES.
Llevan siete cuentas de cristal transparente, llamadas de agua, y siete azules. En el camino de Yemayá Ocuti, son de agua ultramarino; en el de Yemayá Ayabá o Achabá, son de cuentas azul oscuro y de agua; en el de Yemayá Asesú se combinan las azul pálido y las opalinas o cuentas de jabón.
ROPA.
Usa una bata adornada con serpentinas azules y blancas, símbolos del mar y la espuma; una especie de ancho cinto de tela y un peto de forma romboidal. Si es hombre, usará pantalón y chaqueta, cuidando siempre de que los adornos sugieran símbolos marinos. La corona lleva siete puntas, que es la letra por la que ella habla.
PROHIBICIÓN.
Sus hijos no pueden tocar la cabeza de Oyá, ni recibir a esta santa en el momento de hacer santo.
FLORES.
Flor de agua, violeta, nomeolvides y embeleso.
PERFUME.
Verbena
ANIMALES QUE COME.
Carnero, gallo, paloma, gallina de Guinea, jicotea, pato, gallina, loro, ganso y codorniz. Para Yemayá Asesú se sacrifica el cerdo con una ceremonia muy cuidadosa. Yemayá Ocute no come pato. Yemayá llama a las cucarachas sus chicharrones.
BAILE.
Yemayá es amiga de la buena compañía y del lucimiento. Aunque es madre virtuosa y sabia, también es alegre y sandunguera. Cuando se sube ríe a carcajadas, da vueltas como las olas y gira como los remolinos del océano. Unas veces bracea como nadando, otras representa una zambullida para sacar caracoles, algas y peces para sus hijos. En otras ocasiones parece remar hasta la hipotética orilla, donde siempre la espera Ochún.
Sus danzas comienzan con suaves ondulaciones, como las aguas que agita blandamente al soplo de la brisa, pero pronto se encaracola y va aumentando en intensidad como un oleaje que se enfurece.
AFLICCIONES DE LAS QUE PROTEGE.
Las relativas al vientre de las personas o las que impliquen daño o muerte a través del agua, dulce o salada, la lluvia o la humedad.
COMIDAS.
Ochinchín (guiso de camarones, alcaparras, huevos duros, acelga y tomate); ekó (tamal de maíz que se tiene todo el día en remojo, se muele en un pilón y se cocina, batiéndolo en una cazuela sin grasa y sin sal; se le da forma de pirámide y se envuelve en hojas frescas de plátano; olelé (se ponen en remojo frijoles de carita, se pasa por un guayo para quitarles la cáscara, se hace una pasta y se le echa sal, se pican ajos y cebollas, añadiendo pedacitos de jengibre en la masa, se pone en manteca caliente una bolsita de bija y, cuando hierve, se vierte sobre la masa de frijoles que antes se había batido bien; se preparan moldes de papel y se rellenan con esta pasta); quimbombó con bolas de plátano verde o ñame; frijoles negros cocinados sin caldo y sin maíz; palanquetas de gofio con melado de caña; coco quemado; cuatro pescados enteros en un plato blanco con rayas azules; melado, corojo y cascarilla; berro; lechuga; escarola; acelga; chayote y maíz finado con frijoles de carita.
Cuando está enojada también se le pone berro, lechuga, chayote y verdolaga para refrescar su otá. Su fruta predilecta es el melón de agua, aunque también se le ofrendan piñas, papayas, uvas, peras de agua, manzanas, plátanos y naranjas. Se acostumbra brindarle en jícaras el agua y el melado. De los peces prefiere la guabina, la anguila, el pargo, la rabirrubia, la cabrilla, el serrucho, el lenguado, la aguja, la cherna, el emperador y otros.
CARACTERISTICAS DE SUS HIJOS.
Sus hijos son voluntariosos, fuertes y rigurosos. En ocasiones son impetuosos, arrogantes, maternales o paternales y serios. Les gusta poner a prueba a sus amistades, se resienten de las ofensas y nunca las olvidan, aunque las perdonen. Aman el lujo y la magnificencia. Son justos, aunque un tanto formulistas porque tienen un innato sentido de las jerarquías.
CAMINOS.
La complejidad y riqueza de estos caminos han sido estudiadas por Lydia Cabrera en Yemayá y Ochún. Karioshas, Iyalochas y Olorichas (Nueva York 1980, pp 28-31).
Yemayá Awoyó: La mayor de las Yemayá, la de los más ricos vestidos, la que se ciñe siete faldas para guerrear y defender a sus hijos, se le reza: Yemayá Awayá okere okún olomí karagbó Osa ya bio lewu eyintegbe awa si leku Yemayá obini ku wa yo lueana okun Iyá sa orí ere egba mio, o: Yemayá Awoyó que estás lejos, en la mar, dueña del agua, tú que comes carnero. Madre de cabello de plata que pare a la laguna, Madre nuestra protectora, mujer perfecta, única, que extiendes el mar, Madre que piensa, sálvanos de la muerte, ampáranos.
Cuando Yemayá Owoyó sale a pasea, se pone los adornos de Olokun y se corona con el arcoiris, Ochumare.
Yemayá Akuara: De dos aguas. Yemayá en la confluencia de un río. Allí se encuentra con su hermana Ochún. Vive en el agua dulce; es bailadora, alegre, pero poco recta; no hace maleficios. Cuida a los enfermos, prepara remedios, amarra abikús.
Yemayá Okuté u Okuti: La de azul pálido, está en los arrecifes de la costa. "Portera de Olokun". Lo mismo se encuentra en el mar, en el río, en la laguna, que en el monte. Yemayá es, en este camino, mujer del dios de la guerra y de los hierros, Oggún. Come (recibe sacrificios) en compañía de Oggún, y lo mismo los acepta en el mar que en la manigua. Cuando guerrea, lleva colgados de la cintura el cuchillo y las demás herramientas de Oggún. "Esta Yemayá trabaja mucho". Es una amazona terrible. El ratón le pertenece. Con él le envía mensajes a sus omó o suele transformarse en ratón para visitarlos, y le teme al perro. Es de genio violento, retador; muy severa y rencorosa. Vive internada en el monte virgen o en parajes desolados. Es hechicera, experta en preparar afoché. Le gusta bailar con un majá enroscado en los brazos. Ésta detesta el pato y le encanta el carnero. Son suyos los corales y las madreperlas. Se recoge que en este camino es la mujer de Oggún Alagbedé.
Yemayá Achabá o Ayabá:, Peligrosísima, la sabia y voluntariosa, la que lleva en el tobillo una cadena de plata. Su mirada es irresistible, su aire altanero. Fue mujer de Orula, y su palabra la acata siempre Ifá, a pesar de lo ocurrido entre ellos, historia que contaremos más adelante. Para oír a sus fieles suele volverse de espaldas. Sus amarres no se desatan nunca. Un babalawo nos dice que es secretaria de Olofi. Otros la consideran "la Mayor de las Santas, porque le dio vida a las criaturas, que nacen y mueren como la luna. Cuando a uno de nosotros se nos cumple el término, es a Yemayá a quien manda Olofi que nos haga una cruz con cascarilla en la frente". Yemayá es más temible y, desde luego, mayor en jerarquía que Oyá, la dueña del cementerio, de la centella y del vendaval, concubina de Changó.
Yemayá Konlá: La de la espuma. Está en la resaca enredada en una manta de limo. Naviera, vive en las hélices de los barcos.
Yemayá Asesú: Mensajera de Olokun, la de agua turbia, sucia. Muy seria. Va al caño, a las letrinas y cloacas. Come pato y ganso en Irete Eyiogbe. Recibe las ofrendas en compañía de los muertos. Es muy lenta en complacer a sus fieles. "Cuando se le pide algo, olvídese de lo que le pidió". Se pone a contar meticulosamente las plumas del pato que se le sacrifica. Si se equivoca en la cuenta, vuelve a comenzar, y esta operación se prolonga indefinidamente.
Yemayá Mayaleo o Mayalewo: Vive en los bosques, en una poceta o en el manantial — que su presencia hace inagotable. En este camino se asemeja a su hermana Ochún Ikolé, porque es bruja. Tiene estrechas relaciones con Oggún. Una muñeca la acompaña, actuando como su Elegguá. También se le nombra según donde se encuentre y de acuerdo con lo que hace. Por ejemplo: cuando se le llama Ibú Odo, se refiere a que ella es dueña del añil. La que es la Mar profunda color azul añil.
Yemayá Okotó: En mar de fondo rojizo de costa, donde hay conchas.
Yemayá Lokún Nipa: Que tiene la fuerza del mar.
Yemayá Alara Magwá Onoboyé: Cuando está linda, luciéndose en la fiesta y recibiendo elogios.
Yemayá Oguegué Owoyó Olodé: Cuando se le está reflejando el cuerno de la luna.
Yemayá Ye Ilé Ye Lodo: Cuando come su carnero en la casa o en la orilla del mar o del río.
Ayabá Ti Gbé Ibú Omí: Reina que vive en lo hondo del mar. Madre de Reyes, de Changó, rey de Ima, Tulempe, Oyó, Koso, Nupe y otras tierras.
Yemayá Atara Magbá Anibode Iyá: Cuando se interna en el monte virgen, en los parajes solitarios.
Yemayá Iyamí Owoyómayé Lewó: Nuestra Madre, Awoyó, la que tiene vestidos suntuosos, la del ajuar rico y las siete sayas.
Yalodde: Dándole su título de Reina, porque Yemayá es una reina poderosa.
Yemayá Awó Samá: Cuando manda a las nubes que llueva; A título de curiosidad, pues sólo lo he oído una vez, mencionaré el nombre de Yamí Onidá, que una viejita le daba a Yemayá.
Los egwadós, de los que hay muchos descendientes en Matanzas, nos hablan de Yemayá Aganá, "muy caminadora", y a los que los arará imagino dan el nombre de Afreketé. Yemayá Aganá baila agachada y es un poco coja. Afreketé )de Dahomey) se arrastra y "tiene majá", es decir, utiliza al majá como vehículo.
El popular akpuón y también santero Lázaro Ross (Ocha Niwe) ha brindado la siguiente información acerca de los caminos de Yemayá que se manejan, más frecuentemente, en las casas de santo hoy en día, y que, o no aparecen en la investigación realizada por Lydia Cabrera años atrás, o aportan datos adicionales u opuestos.
Yemayá Asesú: Es la Yemayá que se manifiesta en la espuma que brinca y salta en las costas; viste de azul claro.
Yemayá Okotó: Viste de rosado y azul, y su collar es de corales.
Yemayá Yembó: Es la Yemayá que tiene un tratado con Changó y lo enseña a ser hombre.
Según los conocidos oriatés (CUBA; LA HABANA, CENTRO.) Eduardo Ricard (Salakó) y Saúl Fernández (Babá Nigbeleke), los caminos de Yemayá, al igual que los de Ochún, son mas de veinte, pero los que más aparecen en la actualidad son: Achabá; Okute odó; Asabá; Mayelewo: Aganá (dice la editora, Valentina Porras, que va en canasta como Mayeñewo pero sin platos; de le adorna con siete caracoles cobos y tiene un fuerte tratado con Olokun), Okotó, Aro, Asesú, Yale e Iñale.
Su nombre en yoruba y fon es Yemayá Okotó; en Kimbisa y Brillumba: Balaúnde y Lunganfula; en congo: Mboma, Mamá Kalunga, Pungo, Kasimba, Mamá Umba, Mbumba Mamba, Nkita Kiamasa; Nkita Kuna Mamba y Cuatro Vientos, porque ocupa y domina las cuatro partes del mundo.
SALUTACIÓN.
Sus hijos apoyan el cuerpo en el suelo de medio lado, alternando sobre el codo y lado izquierdo y derecho, y le dicen: Omí o Yemayá, Omí Lateo, Omí Yalodde.
CANTOS.
Yemayá Asesún, Asesún Yemayá. (Yemayá, Yemayá es el brote de la primavera).
Yemayá Olodo, Olodo Yemayá. (La madre de los hijos de los peces es la dueña de los ríos).
Yemayá mayó; Yemayá mayó. (Yemayá va a estar contenta. Yemayá va a estar contenta).
SINCRETIZACIÓN.
En el año, 1660, se erigió en el caserío de regla, en terrenos del ingenio "Guaicamar", un bohío que cobijaba una imagen de la Virgen de la Regla de San Agustín. Cuenta la leyenda que el obispo llamado San Agustín El africano — nacido y fallecido en África (360-436) —, cuando era muy joven, tuvo una revelación de un ángel que le ordenó tallar en madera la figura de una imagen que debía colocar, bien adornada, en su oratorio. Los siglos borraron el nombre que San Agustín le hubo de poner, aunque parece ser Virgen de Regla. Diecisiete años después de su muerte, un discípulo de San Agustín, conocedor del secreto de la revelación y llamado Cipriano, para evitar que la figura fuera profanada por los bárbaros, embarcó con la imagen en una pequeña nave y llegó a un punto de las costas de España, cercano al lugar que hoy ocupa la ermita de la Virgen de regla en la villa de Chipiona, Cádiz. Se dice que, a pesar de una tormenta que los sorprendió en medio del estrecho de Gibraltar, la imagen no sufrió deterioro alguno, ni Cipriano, ni la pequeña embarcación, considerándose éste su primer milagro, y comentándose éste ampliamente por marinos y pescadores. Finalmente, la tradición se encargó de hacerla patrona y protectora de todos los marinos. Dos años después, el bohío fue arrasado por una tormenta. Juan Martín de Coyendo, un hombre piadoso y modesto, se dio a construir con sus propias anos (y la ayuda económica de don Alonso Sánchez Cabello, comerciante habanero) una ermita de mampostería que quedó terminada en 1664, en momentos en que llegaba a la Habana una nueva imagen de la Virgen, traída por el sargento mayor, don Pedro de Aranda. La instalaron en la ermita y allí fue objeto de mucha devoción. El 23 de diciembre de 1714, la Virgen quedó proclamada patrona de la bahía y sus fiestas fueron tradicionalmente muy populares entre todas las clases sociales. Blancos, nobles y negros esclavos — liberados por unos días — bebían aguardiente y presenciaban peleas de gallos e inesperadas corridas de toros. En el aire repicaban alegres villancicos a la dulce María, pero también profundos toques de batá que evocaban a Yemayá, la poderosa, la otra madre.
La sincretización de Yemayá con la Virgen de Regla resultó natural: la Virgen es la madre de Dios, hay que cruzar el mar para venerarla y reside en su orilla; Yemayá es la poderosa madre de todos los orishas, la misericordiosa reina del mar, que es su morada.
PATAKÍ.
Al principio, aquí abajo sólo había fuego y rocas ardientes. Entonces Olofi, el Todopoderoso, quiso que el mundo existiera y convirtió el vapor de las llamas en nubes. De las nubes bajó el agua que apagó el fuego. En los huecos enormes, entre las rocas, se formo Olokun, el Océano — que es terrible y a quien todo el mundo teme. Pero el mar también es bueno porque es la fuente de la vida, y el agua hizo venas en la tierra para que la vida se propagara. Ésa es Yemayá, la Madre de las Aguas. Por eso también se dice que antes que nada existiera, Yemayá estaba tendida cuan larga era y de repente dijo: "Ibí bayán odu mi" (Me duele el vientre) y de ella salieron los ríos, los orishas y todo lo que alienta y vive sobre la tierra.
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