SHANGO
Shango o
chango, la única diferencia es la forma gramatical que coincide con el léxico
yoruba o castellano. Este orisha desde el punto de vista de la cultura yoruba,
es considerado un dios u orisha del clima o de la tormenta, el cual se
encuentra directamente ligado con los elementos de la naturaleza.
Mitológicamente se tienen antecedentes que sus esposas fueron oya, oshun y
obba. Dentro de sus herramientas se encuentra un hacha doble, seis ojos y en
ocasiones hasta tres cabezas. Se dice que el animal más preciado que se le
puede sacrificar es el cordero, durante su reinado tuvo dos ayudantes llamados
afefe y Oshumare, el primero sincretiza el viento y el segundo el arcoíris, por
eso cuando llueve y se deslumbra el arcoíris se dice que Oshumare está llevando
agua al cielo donde se encuentra el
reino de shango.
La mitología
yoruba sostiene que shango es el dueño del trueno y del rayo, lanzándolos a la
tierra con el propósito que donde estos cayeran naciera la roca de trueno, por
ello los yorubas creen que estas piedras contiene los poderes de shango. Este
orisha gobernó la ciudad estado de oyo, siendo el cuarto rey; en una ocasión
cuando shango descubrió un amuleto y al manipularlo, sus súbditos documentaron
que de boca brotaba humo y fuego cuando hablaba y por ello destruyo si querer
su palacio, shango se caracterizo por ser un poderoso y temido tirano. Algunos
historiadores asegura que al ver que su reinado caía en desgracia, sus esposas
e hijos iban muriendo, shango camino hasta el Ayna y ahí se ahorco, otros
aseguran que en este árbol, shango fue horcado por su propio pueblo.
La mitología
cubana sostiene que la morir shango, este fue elevado al grado de orisha y este
tomo los atributos de una deidad llamada JAKUTA y por ello hoy día, en algunas
zonas geográficas cubanas, se el asocia a shango con Jakuta. Sin embargo al
hablar de JAKUTA, nos referimos a la ira de dios, al azote y cauterización del
mal y de la justicia. Es por este motivo que dentro de la propia cultura yoruba
predomino el Culto a Shango, el cual se extendió rápidamente por Beni y Los
fon, siendo un contrapeso al reinado de oyo.
Debemos
recordar que durante los siglos XVIII y XIX en áfrica se dio en fenómeno de la
esclavitud y como consecuencia de ello algunos lugares del Caribe se retomo e implemento
durante y después de la esclavitud el culto a shango en estas aéreas
geográficas ocasiono que dentro de la santería cubana se le conociera como
chango, en Trinidad Shango, en la Macubma de Brasil como Xango.
Desde el punto
de vista de la Literatura, el escritor colombiano MANUEL ZAPATA OLIVELLA, en su libro CHANGO,
EL GRAN PUTAS, nos lleva por un excelente recorrido por la estructura política,
económica, social, religiosa y mitológica de la Cultura Yoruba.
No cabe duda alguna
que la figura de este orisha es de gran importancia no solo por lo que
representa o tal vez por cómo se sincretiza. En alguna ocasión escuche decir en
cuba, no eggun sin shango. Por ello nos dimos a la tarea de investigar este
concepto y efectivamente nos encontramos que shango es el fundador del culto a
los muertos, a los muertos directos, muertos consanguíneos. Existe un ita donde se manifiesta que:
“En un día de
suma importancia religiosa, en que los hombres estaban prestando culto a los
ancestros, shango se encontraba al frente de dicha ceremonia, las Iyámi Ajé
hicieron ropas iguales a las de los Egúngún, las vistieron y trataron de
asustar a los hombres que participaban del culto, todos corrieron pero shango
fue el único que no lo hizo, él se quedó ahí parado y se enfrentó desafiando a
los supuestos espíritus. Por tal motivo las Iyámis quedaron furiosas con él y
juraron venganza, en un cierto momento en que shango estaba distraído
atendiendo a sus súbditos, su hija que jugaba alegremente, subió en un pie de
Obi, y fue ahí donde las Iyámis Ajé atacaron, derribaron a la abadía de la hija
de shango que más adoraba. Shango se
desesperó, ya no podía gobernar su reino que hasta entonces era muy próspero,
fue a buscar a Orunmila, quien le dijo que Iyami era quien había matado a su
hija, shango quiso saber lo que podría hacer para ver a su hija sólo una vez
más, y Orunmilá le dijo que hiciera ofrendas al Orichá Iku Oniborun, el cual
era el guardián de la entrada del mundo de los muertos. Siguiendo los consejos de
Orunmila, Shango logró revivir a su hija y tomó para sí el control absoluto de
los misterios de los Egúngún”.
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